EL REY NEUTRAL
Hubo una vez, en una árida y seca región, un rey tranquilo y parsimonioso, su política neutral mantenía a su reino flotando entre lo bueno y lo malo, la paz y la guerra, el ataque y la defensa, él lo sabía, pero muchos criticaban su forma ser, calificándolo de conformista y mediocre, mientras él se veía a si mismo como astuto y neutral.
El reino, estaba ubicado en un área, en extremo peculiar, en el espacio cercano, había otros cuatro reinos, todos compartían un frontera común; en medio de las monarquías, cual si estas fueran pétalo de una flor, había un oasis, cuya agua abastecía a los cinco reinos y en cuyas orilla crecía la fruta más deliciosa, principal alimento de esa región.
Mientras los otros cuatro feudos estaban en constante conflicto, el de nuestro rey neutral nunca discutía, aceptaba humildemente lo que podía tomar con facilidad y de ser necesario, comerciaba con otros reinos si es que faltaba agua o comida.
No había nadie en esa tierra, que criticara más la política pasiva del rey neutral, que su propio hijo, el príncipe Basilio. Donde el rey era calmado y sabio, el príncipe era impulsivo e inteligente; muchas veces cuestionó a su padre sobre su débil mano en cuanto al control del lago, pero el rey se limitaba a decir “tenemos cuanto necesitamos, ni una gota más”. Alguna vez también le preguntó sobre el manejo de la milicia, el reino neutral tenía el mayor y mejor entrenado ejercito de toda la región. Pero el rey neutral los mantenía estacionados en la frontera. Aun así, el monarca clamaba ser: “Un experto en el Arte de la Guerra”.
Un lóbrego día gris, para contento del reino y su hijo, el rey neutral fue hallado muerto en su alcoba, serenamente, al igual que todas las cosas que hacía.
Cuando el príncipe Basilio subió al trono, inmediatamente empezó a reescribir las políticas de su padre, donde había suficiencia, él demando opulencia, donde había tranquilidad, él ordenó trabajo, donde había paz, él ordenó murallas.
Además movilizó su ejercito inmediatamente, sabía que la armada de ningún otro reino podría igualar la suya por lo que empezó una campaña para tomar mayor control sobre el lago.
Tal y como había anticipado, sus soldados se apoderaron del lago con celeridad, mientras sus nuevas murallas repelían a quienes intentaban atacar por otro lugar. Una vez dominada la fuente de agua y comida, el príncipe ordenó una nueva repartición, asegurando la mayor parte para su reinado.
El tiempo pasó y el trabajo del príncipe dio frutos, construyó una ciudad magnifica. Los aldeanos vivían en la abundancia, con festivales nuevos cada semana, en donde derrochaban el agua y comida; algo que el rey neutral hubiera castigado duramente.
Al encontrarse el Rey Basili con la magnanimidad de su reino, calificó a su padre de incompetente y empezó a planear nuevas campañas. En el instante en que aparecieron los rumores de guerra, los otros cuatro reinos, sabiéndose impotentes contra el motor militar del quinto, enviaron sendos representantes a ofrecer su rendición.
El príncipe, tan contento por la gloria de su nueva empresa, dio cientos de festivales en su honor, reclutó un ejercito mayor, forzando a los hombres recién conquistados, los armó, entrenó y empezó a mirar con codicia hacia el futuro, siempre repudiando la vieja política de su padre, llamándolo ignorante en materia de estrategia.
Al fin un buen día, el príncipe Basili despertó en medio de la noche, encontrándose en el exterior con un cielo carmín, inflamado por las llamas y el humo de su ciudad ardiente, invocó a su ejercito, pero los encontró como cadáveres desarmados apilados en las afueras de su castillo, quiso huir con agua y comida, pero los encontró en manos de quienes había conquistado. Reunió lo restante de sus tropas y las envió apresuradamente a la batalla, sabiendo que eran mejores y mejor armadas, pero en breves minutos, fueron sobrecogidas por las tropas de los conquistados, igual de armadas y mayores en número.
Cuando estuvo acorralado en su lecho por los antiguos gobernantes vecinos ,le explicaron la decadencia de su magnifica ciudad.
>> “Tu padre, siempre neutral, pasó inadvertido por nosotros durante décadas, fue siempre libre, aunque nunca nos dimos cuenta, en realidad él siempre hacia lo que le viniera en gana. El estaba cociente del mucho poder que tenía, pero nunca lo demostró, él lo sabía, y eso era suficiente, tal vez incluso, una ventaja. No buscaba tener más, pues lo que tenía abastecía a la población y la mantenía eficiente, cosa contraria ocurre cuando los recursos se hallan en exceso, como ya habrás encontrado. El que nadie viera lo que el rey neutral hacía, no significaba que en realidad nada pasara, el rey nos manipuló a todos nosotros, pero nunca fue el marionetero, él no era otra cosa sino los hilos invisibles, que lo mueven todo, a su voluntad, sin que nadie sepa siquiera, que ellos están ahí.”
>> “ Hay, sin embargo, algo que debemos agradece, príncipe Bacilo, de no ser por tu imprudencia, si al menos hubieras pensado en que la política de tu padre no era tan mala, nosotros hubiéramos seguido peleando, desperdiciando hombres y recursos en una guerra que nunca nadie hubiera ganado, explotando tanto nuestra parte del lago, que el área donde crecen las frutas hubiera sido inundada por el agua, agravando aun más la guerra, pero nunca hubiéramos visto tu reino, pues, conocíamos el alcance de tu ejercito, incluso aun si alguno hubiera ganado, hubiera terminado exhausto y sin recursos.
Si en vez de calificar a tu padre de tonto y mediocre, hubieras envés aprendido su conocimiento sobre la guerra, seguro nos habrías derrotado a los cuatro, usando sólo un décimo de tus hombres que ahora yacen muertos en tu puerta, además nunca hubiéramos tenido la oportunidad para unirnos y contraatacar. Talvez sólo querías que tu pueblo prosperara, pero no te diste cuenta de que en realidad a quienes salvaste, fuimos nosotros, tus enemigos, pero más que nada, los enemigos de tu padre, el rey neutral.
El príncipe perdió un mar de lágrimas y luego la vida, dejando el trono abierto para un nuevo rey neutral, al poder de toda la provincia, esta vez, sin que el pueblo ni nadie criticara su política.
El reino, estaba ubicado en un área, en extremo peculiar, en el espacio cercano, había otros cuatro reinos, todos compartían un frontera común; en medio de las monarquías, cual si estas fueran pétalo de una flor, había un oasis, cuya agua abastecía a los cinco reinos y en cuyas orilla crecía la fruta más deliciosa, principal alimento de esa región.
Mientras los otros cuatro feudos estaban en constante conflicto, el de nuestro rey neutral nunca discutía, aceptaba humildemente lo que podía tomar con facilidad y de ser necesario, comerciaba con otros reinos si es que faltaba agua o comida.
No había nadie en esa tierra, que criticara más la política pasiva del rey neutral, que su propio hijo, el príncipe Basilio. Donde el rey era calmado y sabio, el príncipe era impulsivo e inteligente; muchas veces cuestionó a su padre sobre su débil mano en cuanto al control del lago, pero el rey se limitaba a decir “tenemos cuanto necesitamos, ni una gota más”. Alguna vez también le preguntó sobre el manejo de la milicia, el reino neutral tenía el mayor y mejor entrenado ejercito de toda la región. Pero el rey neutral los mantenía estacionados en la frontera. Aun así, el monarca clamaba ser: “Un experto en el Arte de la Guerra”.
Un lóbrego día gris, para contento del reino y su hijo, el rey neutral fue hallado muerto en su alcoba, serenamente, al igual que todas las cosas que hacía.
Cuando el príncipe Basilio subió al trono, inmediatamente empezó a reescribir las políticas de su padre, donde había suficiencia, él demando opulencia, donde había tranquilidad, él ordenó trabajo, donde había paz, él ordenó murallas.
Además movilizó su ejercito inmediatamente, sabía que la armada de ningún otro reino podría igualar la suya por lo que empezó una campaña para tomar mayor control sobre el lago.
Tal y como había anticipado, sus soldados se apoderaron del lago con celeridad, mientras sus nuevas murallas repelían a quienes intentaban atacar por otro lugar. Una vez dominada la fuente de agua y comida, el príncipe ordenó una nueva repartición, asegurando la mayor parte para su reinado.
El tiempo pasó y el trabajo del príncipe dio frutos, construyó una ciudad magnifica. Los aldeanos vivían en la abundancia, con festivales nuevos cada semana, en donde derrochaban el agua y comida; algo que el rey neutral hubiera castigado duramente.
Al encontrarse el Rey Basili con la magnanimidad de su reino, calificó a su padre de incompetente y empezó a planear nuevas campañas. En el instante en que aparecieron los rumores de guerra, los otros cuatro reinos, sabiéndose impotentes contra el motor militar del quinto, enviaron sendos representantes a ofrecer su rendición.
El príncipe, tan contento por la gloria de su nueva empresa, dio cientos de festivales en su honor, reclutó un ejercito mayor, forzando a los hombres recién conquistados, los armó, entrenó y empezó a mirar con codicia hacia el futuro, siempre repudiando la vieja política de su padre, llamándolo ignorante en materia de estrategia.
Al fin un buen día, el príncipe Basili despertó en medio de la noche, encontrándose en el exterior con un cielo carmín, inflamado por las llamas y el humo de su ciudad ardiente, invocó a su ejercito, pero los encontró como cadáveres desarmados apilados en las afueras de su castillo, quiso huir con agua y comida, pero los encontró en manos de quienes había conquistado. Reunió lo restante de sus tropas y las envió apresuradamente a la batalla, sabiendo que eran mejores y mejor armadas, pero en breves minutos, fueron sobrecogidas por las tropas de los conquistados, igual de armadas y mayores en número.
Cuando estuvo acorralado en su lecho por los antiguos gobernantes vecinos ,le explicaron la decadencia de su magnifica ciudad.
>> “Tu padre, siempre neutral, pasó inadvertido por nosotros durante décadas, fue siempre libre, aunque nunca nos dimos cuenta, en realidad él siempre hacia lo que le viniera en gana. El estaba cociente del mucho poder que tenía, pero nunca lo demostró, él lo sabía, y eso era suficiente, tal vez incluso, una ventaja. No buscaba tener más, pues lo que tenía abastecía a la población y la mantenía eficiente, cosa contraria ocurre cuando los recursos se hallan en exceso, como ya habrás encontrado. El que nadie viera lo que el rey neutral hacía, no significaba que en realidad nada pasara, el rey nos manipuló a todos nosotros, pero nunca fue el marionetero, él no era otra cosa sino los hilos invisibles, que lo mueven todo, a su voluntad, sin que nadie sepa siquiera, que ellos están ahí.”
>> “ Hay, sin embargo, algo que debemos agradece, príncipe Bacilo, de no ser por tu imprudencia, si al menos hubieras pensado en que la política de tu padre no era tan mala, nosotros hubiéramos seguido peleando, desperdiciando hombres y recursos en una guerra que nunca nadie hubiera ganado, explotando tanto nuestra parte del lago, que el área donde crecen las frutas hubiera sido inundada por el agua, agravando aun más la guerra, pero nunca hubiéramos visto tu reino, pues, conocíamos el alcance de tu ejercito, incluso aun si alguno hubiera ganado, hubiera terminado exhausto y sin recursos.
Si en vez de calificar a tu padre de tonto y mediocre, hubieras envés aprendido su conocimiento sobre la guerra, seguro nos habrías derrotado a los cuatro, usando sólo un décimo de tus hombres que ahora yacen muertos en tu puerta, además nunca hubiéramos tenido la oportunidad para unirnos y contraatacar. Talvez sólo querías que tu pueblo prosperara, pero no te diste cuenta de que en realidad a quienes salvaste, fuimos nosotros, tus enemigos, pero más que nada, los enemigos de tu padre, el rey neutral.
El príncipe perdió un mar de lágrimas y luego la vida, dejando el trono abierto para un nuevo rey neutral, al poder de toda la provincia, esta vez, sin que el pueblo ni nadie criticara su política.
1 comentario:
El leer tus textos es bastante entretenido. No se como se te ocurren estas cosas basado en lo que vives en el día a día, pero creo que eso es justamente lo que define a un escritor. Te felicito y espero que algún día, si quieres, puedas compilar tus cuentos y publicarlos usando el método de Gútenberg. Sigue adelante.
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