El extraño caso de los medios cuerpos
Jhon había vivído en aquella ciudad toda su vida, y aunque había servido al pueblo como policía por ya treinta años, nunca en todo ese tiempo había visto algo tan horrible como lo que tenía en frente.
La cálida mañana de agosto hacía que el olor del cuerpo que rodeaban los policías se extendeira varios metros a la redonda. La chica mutilada, medio cubierta con una sábana blanca por los moradores que la habían encontrado, reposaba en lo que parecía ser una laguna de su propia sangre seca.
Jhon peinó su blanca cabellera pensando: "En mis tiempos esto no pasaba..." Él ya había visto el cadaver, pero un oficial más joven, cuyo nombre no podía recordar y que parecía estar más interesado en el morbo del asunto que en buscar alguna pista relacionada al crimen, vociferaba muy cerca de Jhon, buscando le dejaran acercarse y retirar la sábana. Hastiado por la voz chillona del jóven, le hizo gestos a un subordinado para que le dejara pasar.
El muchacho, emocionado como todo jóven por haber ingresado a la fuerza, arregló su uniforme triunfante y vomitó un segundo después de retirar la tela del cadaver. "Dios mio. Dios mio. Dios mio." Repetía entre ataques de tos mientras se alejaba.