Los geeks tendemos a olvidar fechas importantes, tenemos cuestionables hábitos higiénicos, hablamos idiomas que no existen, parecemos querer intimar con nuestra computadora y somos terribles con todo este asunto de “interacción social”.
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Sabes que sí... |
Es por todo ello que el hecho de que haya alguien ahí, leyendo este artículo y rompiéndose la cabeza intentando regalarnos algo, es ya algo muy importante, para nosotros. Y es que, aunque no lo parezca, lo que nos importa de las cosas que recibimos, no son realmente el número de puertas lógicas que tiene, ni el largo (o corto) de las faldas, sino lo que representa el regalo que se nos está dando.
Quizá en el momento de hacerlo tú no pienses demasiado en el significado que tiene, pero ya se encargará tu geek de eso. Pensar en un regalo material, comprado, es tarea difícil porque en realidad no es lo material lo que apreciamos. Sí, quizá nos hace falta un par de núcleos en el procesador de nuestra computadora, o quisiéramos ver Death Note en blu-ray, pero esas son cosas que conseguimos eventualmente por nosotros mismos. Si quisiéramos eso de la persona que amamos, lo pediríamos. Lo cierto es que para cosas geeks están nuestros amigos raritos.