lunes, agosto 22

Solomon, the cat

Solomon

Álison dio un salto con los dos pies, como haría cualquiera a quien se la asomara una fiera negra a la media noche; trató de respirar profundamente para calmarse y luego giró para ver lo que había saltado a la rama del árbol que la cubría.

Recordó que ya lo había visto antes, en los ventanales de la casa. Ese pelaje negro reluciente, sus orejas puntiagudas que se mueven en todas direcciones... Esa mirada... *escalofrío* Esos ojos amarillos intensos, fijados en ella como los de un juez; inmóviles. Aún cuando el animal se paseaba altanero, no le quitaba la mirada de encima, como si la cazara, como si le advirtiera.

"Ojalá no venga de Cheshire." Pensó. Mientras el gato saltaba frente a ella para borrarle la sonrisa de boba.

"¿De boba?" Repitió Alison mientras trataba de estabilizar sus pies. "¿De donde salió eso?"

El animal, ahora sentado en el piso, parecía retarla de alguna manera. Tenía su cola enroscada en derredor a sus patas y sacudia la punta como si Alice fuera la gata. El viento hizo susurrar a los árboles y arbustos a su alrededor, pero el pelo del animal no se movió ni un instante.

¿Qué rayos tenía ese gato? Oh vamos, su tia Roberta vivía con más de siete felinos y ninguno actuaba como este... ni era tan elegante...

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