lunes, septiembre 6

Artículo: Heliocentrismo, Geocentrismo y mi Egocentrismo



Heliocentrismo, Geocentrismo y mi Egocentrismo

Despertar a la media noche. Con el rostro helado de sudor. Temblando. Las memorias del día a punto de desaparecer, marchando contra nosotros, y pensamos, que lo que hicimos ese día no lo ha hecho nadie nunca, que nadie más le ha gritado "tan feo" a su novio y que es irremediable, que nadie más jugó un partido así, que nadie más le hizo daño a alguien que quiere, que arruinamos el mundo con lo que hicimos... 

Pero, lastimosamente, hay seis mil millones de personas más, y cada una de ellas tiene una historia que contar. Cada una de ellas, en su momento, se levantó pensando y lamentándose por lo que hizo. Pensó que lo había arruinado todo, pidió disculpas, se flageló, emprendió una nueva vida, arregló su mundo, aunque dejó destruído los de otros... "Y sin embargo, se mueve."


Dicen que al salir del tribunal, en donde la Santa Inquisición hizo que se retractara de su teoría Heliocentrica, Galileo Galilei, susurró para sus amigos más cercanos, la frase: "Y sin embargo, se mueve." Refiriéndose a que, aún si él lo negaba, la seguiría siendo la Tierra la que gira en torno al Sol.

Pensar en ello, me llevó a la siguiente idea: ¿No sería entonces más fácil llevar con nuestros problemas; esa sensación de que "se acaba el mundo" cuando cometemos un error o lastimamos a alguien, si es que recordáramos que, "sin embargo, se mueve"? Que no somos el centro del universo, ni siquiera, del nuestro. (?)

Escribir cuentos, historias, personajes, le lleva a uno a entender esa idea; pues cada vez que le da vida a lo que antes no era nada, el escritor construye un mundo, encerrado en un lapso infinito y circular de tiempo, sellado, por la tinta en el papel. Entonces, inconscientemente empieza a quitarle validez a lo que él mismo es, quita del centro del universo a SU MUNDO y deja ese centro vació, para poder construir otros mundos en él. Y es este extraño fenómeno cósmico, el que hace que muchos escritores sientan poca estima por ellos mismos y sus trabajos, ¿y es que como se pueden amar a ellos mismos, si se desplazan para crear a otros?

En ese punto es donde muchos potenciales escritores, músicos, pintores, artistas en general; todos aquellos que podrían dar vida a lo que está sólo en el mundo de las ideas... se estanca. Pues es difícil saber el valor de lo que uno hace, si se hace algo que nunca antes se ha hecho. ¿O no es única cada oración que construyo?

Sin embargo, con el tiempo, esa percepción de uno mismo cambia, pues, el aprender a usar las palabras, vuelve evidente para el escritor, que todos los mundos que ha visto pasar, incluído el de él mismo, están bajo su voluntad. Que una mera palabra, una sentencia, una caricia, un aroma en el momento indicado... Son todas suficiente para alterar lo que sucede con el mundo del otro... con otra persona. Así, un escritor puede conmover hasta las lágrimas, con una mentira que salió de su cabeza, o inspirar valor, con palabras que no existen en la realidad... Uno se da cuenta, de que es dios no sólo en el mundo que ha creado, sino también para el suyo propio, y para los de otros, quienes esten dispuestos a escuchar... a leer.

Ese "mirar desde arriba" que se adquiere, no sirve solamente para cambiar los sentimientos, sino también, se vuelve un estilo de ver la vida; una forma cínica de vivir, si se quiere; porque uno se da cuenta, de que ya no "se le acaba el mundo" si pelea con su padre; si la chica le dice que tiene novio, si pierde una apuesta, si termina con la novia, si todavía es virgen. Porque entiende que si la tierra no es el centro del universo, entonces puede poner en el centro de SU universo a lo que él quiera. y así mismo, quitarlo, cuando sea oportuno.

Así se mantiene la cabeza fría, y los problemas se vuelven pequeños. Esa es la respuesta al famoso "¿Y ahora qué hago?"

Solamente aceptar, que por más que lo neguemos, las cosas van a seguir sin girar alrededor de la Tierra (nuestro mundo), y que aún si en un momento nos parece así, que lo que estamos viviendo en el instante es todo lo que importa, basta con ponerle atención a esa vocecita que nos dice:  "Y sin embargo, se mueve."

Así, uno empieza de nuevo a mirar las cosas desde arriba y a valorar aquello que de verdad vale la pena. No importa si es salvar al mundo, o salvar a una persona, si siquiera importa del todo el fin, pues si es una empresa que nos mantuvo ocupados y "felices" toda la vida, entonces habrá valido la pena.


Cambiemos esa forma de pensar absurda que nos dice que somos sólo marionetas de lo que nos ocurre, hormigas trabajadoras de una colonia gobernada por sánganos. Entendamos que nuestra voluntad "importa", que el destino no existe. Sí. Es duro. ¿Y qué? Talvez nadie lo lea, ¿y qué? Pues, yo voy a hacerlo. Voy a hacer que se lea. Porque lo que yo hago, digo, escribo, va más allá de afectarme solamente a mí, pues las palabras correctas, el acto correcto, en el momento correcto, pueden aliviar el peso de alguien, sin que ninguno de los dos lo sepa. Eso, es lo que uno aprende, cuando empieza a escribir. Que los problemas pasan, que son pequeños, que se superan... 

Que uno no es el mundo, y que por eso, puede ir a donde quiera.

Atentamente,

Josh

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