Los geeks tendemos a olvidar fechas importantes, tenemos cuestionables hábitos higiénicos, hablamos idiomas que no existen, parecemos querer intimar con nuestra computadora y somos terribles con todo este asunto de “interacción social”.
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Sabes que sí... |
Es por todo ello que el hecho de que haya alguien ahí, leyendo este artículo y rompiéndose la cabeza intentando regalarnos algo, es ya algo muy importante, para nosotros. Y es que, aunque no lo parezca, lo que nos importa de las cosas que recibimos, no son realmente el número de puertas lógicas que tiene, ni el largo (o corto) de las faldas, sino lo que representa el regalo que se nos está dando.
Quizá en el momento de hacerlo tú no pienses demasiado en el significado que tiene, pero ya se encargará tu geek de eso. Pensar en un regalo material, comprado, es tarea difícil porque en realidad no es lo material lo que apreciamos. Sí, quizá nos hace falta un par de núcleos en el procesador de nuestra computadora, o quisiéramos ver Death Note en blu-ray, pero esas son cosas que conseguimos eventualmente por nosotros mismos. Si quisiéramos eso de la persona que amamos, lo pediríamos. Lo cierto es que para cosas geeks están nuestros amigos raritos.
Pero si tú estás enamorada de un geek, es porque puedes ver más allá de sólo sus gustos extravagantes y pobre capacidad comunicativa. Es porque puedes entender la forma en que siente y piensa. (o al menos, te gustan)
Si le quieres dar un regalo a tu geek, lo que necesitas hacer es dejar de pensar en: “¿Qué le voy a dar?” y pensar en: “¿Qué voy a hacer?”
Dale una carta, llévale a comer sushi, disfrázate, aprende a jugar DotA, ¡ponte un moño en la cabeza y desnúdate!
No se trata del valor que la sociedad o las personas normales le den a lo que vas a hacer por tu geek, sino de lo que va a significar para él lo que sea que tu hagas, lo que le digas con tus actos. No te compliques la vida, si te quiere es por algo, se tú misma, pero se creativa. Pasar una noche contigo viendo comedia en un teatro escurridizo en La Mariscal, va a ser algo que atesorará más que un disco duro externo.
A veces parece que nos interesaran más nuestros mundos propios que las personas a nuestro alrededor (porque de hecho es así) pero cuando conocemos a alguien especial, nos enamoramos y somos correspondidos, esa otra persona pasa a formar parte del mundo individual de un geek, y se vuelve lo más importante en él.
Valoramos de manera que raya en la idolatría objetos que en realidad no son más que pixeles y binario en algún servidor londinense, ¿qué mejor prueba de que no nos importa lo que son “en sí” las cosas que recibimos o tenemos? Lo que importa es lo que representan.
Por eso, si es que vas a pasar esta navidad con tu pareja fluente en klingon y javascript, deja de pensar en qué comprarle, pues algo tan simbólico, como el regalarle la única lonchera que no perdiste durante toda la escuela, diciéndole que así mismo nunca lo vas a peder a él, va a ser algo mucho más importante que el agregar un par de CD más a su colección. Sí, suena raro, pero así mismo somos raros todos los geeks.
Se creativa, se tú; porque la pareja de un geek, sólo por ser su pareja, es ya un gran presente.
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