La tranquilidad de la noche fría era rota a cada paso por el sonido violento y distorsionado de los autos que pasaban junto a Alison.
Hace tiempo que no había vuelto a la ciudad, ¿para qué lo haría de todas formas? Si en algo tenía razón Vincent, era en que aquí sólo quedaban esos fantasmas de la memoria que se pierden entre el caos de las luces y nubes negras... Sin embargo ese día Alice se sentía particularmente bien por estar allí; extrañamente tranquila. Sin saber ciertamente en donde estaba, la avenida junto a la que caminaba le daba una impresión de vida robada, de estar suspendida en el tiempo de alguna manera; todo pasaba tan rápido y ella tan lenta...
Súbitamente se detuvo, y volteó la cabeza hacia atrás. A un lado los matorrales ensombrecidos y al otro los automóviles encandilantes; pero hubiera juarado que oyó un andar. Su corazón se aceleró junto a su paso, pero por algún motivo tenía la impresión de que no se estaba alejando de nada. Cuando volteó por segunda vez, se topó con una mirada cansada que se dirigía a ella fijamente. Tragó saliva. Insegura sobre si seguir caminando o... Insegura sobre qué hacer.
Dientes blancos centellearon conforme aquel hombre se acercaba; cuando Alice quiso volver a caminar la voz del sujeto la detuvo:
Dientes blancos centellearon conforme aquel hombre se acercaba; cuando Alice quiso volver a caminar la voz del sujeto la detuvo:
- ¿Por qué será que las jóvenes más bonitas se pueden ver sólo en la noche?
Álison, que ya no lo miraba, sentía su garganta como si estuviera por explotar y una presión en el pecho la obligaba a caminar. Oía los pasos detrás de ella.
- ¿Será acaso una ilusión de la Luna que pone belleza donde no lo hay? -siguió el hombre detrás de ella- ¿O será quizá que quienes caminan de día encerrados en lo real no merecen ver lo que no van a apreciar? su voz sonaba más profunda-
Álice, sudando frío se detuvo en seco, con la intención de cruzar la avenida de ocho carriles para alejarse del extraño, mientras este, se paró junto a ella sin mirarla ya.
- Creo que hay que ser especial... -susurró él- para andar en noches tan oscuras como esta, y creo que es eso mismo que las hace especiales, lo que las hace tan bonitas.
Cuando la chica levantó la mirada hacia el hombre, se topó con los ojos de un anciano, en el rostro de un hombre que no pasaba de los treinta, sonreía levemente y al contrario de lo que la situación ameritaba, parecía inofensivo.
- ¿Cuál es tu nombre niña?
- Al... Pandora. -mintió a medias, escondiendo su mirada-
- Mi nombre es Jack.
Álison dio un pequeño brinco por la referencia. El hombre, que lo notó claramente, rompió en una risa leve, cansada como todo él.
- En serio me llamo Jack. -replicó- Y te juro por lo más sagrado, que no pienso hacerte daño.
- Seguro su homólogo decía lo mismo. -repudió Alice, sin estar segura por qué-
- Vamos mírame bien; ¿te parece que algo en mí sea capaz de hacer daño? -se detuvo un segundo- Bueno talvez sí, pero no soy un asesino, ni un violador. Soy un secuestrador.
Álison dio un salto de varios pasos alejándose del hombre. Él reía.
- No del tipo que te amordaza y te mete en una camioneta sin placas. -volvió a interrumpirse con una leve risa- Del tipo que te mira, te analiza; te desnuda, si quieres y luego al llegar a su casa te convierte en un personaje, a veces igual, a veces por partes; claro, no siempre es exacto, un escritor tiene que llenar ciertos vacíos, pero en esencia te secuestra. -se sentó al borde de la acera, aparentemente ignorando los carros que se disparaban por la autopista- Supongo que tienes razón en estar asustada pequeña, a veces pienso que si quisiera asesinar a alguien... fuera de mis libros, -corrigió- podría hacerlo sin mayor problema. Y vaya que sería divertido. -Alice empezó nuevamente a sudar- Pero prefiero evitar la fatiga. Es más fácil secuestrarlas, sólo conocerlas e imaginar. Supongo que estás en lo correcto al juzgarme mal, hago lo mismo que hace un asesino, pero sin la parte de matar al a víctima; yo sólo miro. -levantó su mirada hacia la chica, que parecía más tranquila, aunque seguía sin acercarse- Fue de verdad muy difícil encontrarte. La primera vez que te vi, apenas pasando junto a un ventanal, me decidí a encontrarte y hoy que me había rendido, la casualidad te puso frente a mí... Tu cabello negro, con su corte que pasaría por le de un chico si no fuera por la cola que te dejaste intacta, tu piel blanca como el mármol, tu nariz delicada y coqueta, tus ojos... No me había fijado en que fueran tan claros, pero te quedan perfectos sin duda. Tu forma de vestir extraña, de chica dura; ¿o no es eso lo que dicen tus botas negras? Esa provocativa minifalda que combina con tu chaleco y camiseta... Ahora que lo pienso; ¿no te da frío? Tu gargantilla negra es lo que más me gusta, es simplemente perfecta... -regresó su mirada al asfalto- Vas a ser un personaje genial Álison.
- Nunca te dije mi nombre. -interrumpió frunciéndose-
Él volteó su rostro con una sonrisa incrédula.
- No hablaba contigo; Álison es el personaje en que estaba pensando; vaya coincidencia... -el hombre se puso de pie y empezó a caminar en dirección opuesta a Alice- Quizá nos volvamos a ver pequeña. -levantó su mano para despedirse- Quizá no.
Alice seguía ahí, inmóvil como había estado los últimos minutos. Sin hacer nada, sin pensar nada. Temblaba. No estaba segura si debía tener miedo o no, si caminar o no. Tomó el celular de su chaleco y llamó para que la fueran a recoger.
Pocos minutos más tarde estaba en el auto junto a Vincent, todavía pálida y en silencio.
- ¿Qué te pasa? -él nunca preguntaba "si es que" algo pasaba-
- Es que hoy me secuestraron. -respondió entre una risa irónica- Hoy me secuestraron, y sin embargo sigo libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dime lo que piensas.