En aquel momento, esa esfera de luz era todo lo que existía. Resplandecía hacia sus ojos con tanta fuerza, que parecía un pequeño sol. Y sin embargo apenas iluminaba el piso.
- Estoy esperando... Mi niña...
Parpadeaba cual garganta que vibra al hablar, y aquella voz de mujer hacía eco en las paredes entre oscuras.
Dalatrass, retrocediendo un poco mientras tomaba un profundo respiro, se preparó para responder la pregunta, con el corazón bombeando en su pecho como si fuera un ave enjaulada y sus grandes ojos verdes fijos en ese punto de luz.
- Ma... -la niña aclaró su garganta- La magia tiene tres partes...
- La EJECUCIÓN de la magia, pequeña. -interrumpió el eco- Magia hay una sola.
Había algo en aquella voz que la tranquilizaba, aún en ese momento.
-La ejecución de la magia... -se detuvo, como buscando una respuesta- ...tiene tres partes:
Uno, el componente fonético. Es... como acariciar con un dedo un poco de agua para crear ondas y a través de ellas poder ver el líquido.
Saltó. Esquivó por poco una rama y recuperó su equilibrio para seguir corriendo. La Luna llena al fondo del cielo iluminaba su cabello rojo mientras corría desesperadamente entre árboles y rocas que apenas podía ver. Detrás de ella una docena de perros y sus respectivos cazadores peinaban el bosque como un incendio.
Se estaba quedando sin aliento; escuchaba atrás el rugir de las enormes bestias y a su lado el silbar de torpes flechas. Quizá por coincidencia, quizá por destino; llegó a toparse con un enorme risco que bloqueaba su camino. Hacía arriba veía una pared interminable, a los lados, un pantano. Sus ojos se cristalizaron y golpeó con furia la muralla de roca frente a ella.
- Dos, el componente cinético. Equivale a retirar el dedo del agua, separando una gota de la fuente. Así se produce un movimiento que es imposible de controlar en la fuente misma.
Conforme la sangre comenzaba a brotar de los nudillos de la chica y las lágrimas de sus ojos, el piso bajo ella dejaba de ser tierra húmeda y se convertía en la más blanca arena que había visto. Pronto estaba atrapada, mordiéndose un labio para no gritar de la desesperación conforme el polvo cristalino la devoraba en nombre de la tierra.
Cuando ya no pudo mover los brazos y tomó aquella bocanada de aire que pensó sería la última. Abrió los ojos para encontrarse con la muerte; y aunque estaba en un lugar frió, oscuro y desolado, sin duda todavía respiraba y era lo único que escuchaba.
- Tres... Y más importante; el componente arcano. Es... La fuerza de voluntad del mago para controlar la energía que rodea todo. Sería el asegurarse de que la gota cruce el aire para volver a la fuente en el momento preciso y a la velocidad precisa.
- Ahí te equivocas pequeña. -en la oscuridad, escuchó el sonido inaudible de un labio retirándose en una sonrisa presumida- Sólo con fuerza de voluntad no congelas el aire, sólo con fuerza de voluntad no conviertes agua en vino. Eso toma algo más y es la diferencia entre un aprendiz y un mago...
Un silencio sepulcral la envolvía, no había el más mínimo movimiento a
su alrededor. Después de unos minutos en esa umbra, decidió atreverse a
iluminar apenas el lugar y con un pase de sus manos una pequeña chispa
de luz comenzó a flotar junto a ella. Ahora veía la sangre en su mano
izquierda, se veía extraña bajo aquella luz mágica y por curiosidad
morbosa quiso ver más arriba: ¿Cómo se verían los cortes en su brazo?
Heh... Como cicatrices de niña ingenua, como siempre.
Entonces cayó en cuenta de que si hubiera algo en esa habitación lista para devorarla, hace mucho que hubiera estado en pedacitos. Pronto varias esferas de luz adicionales salieron de sus manos y empezaron a flotar a su alrededor, buscando algo, lo que sea. Pero lo único que hallaban era más sombras. Un piso rocoso infinitamente amplio; sin importar que tan lejos fueran sus sirvientes, no lograba encontrar una pared o un techo.
Cuando se rindió, cayó al piso de cuclillas y aquel par de lágrimas apareció de nuevo en su rostro.
Entonces sucedió. Intentó apagar sus luces pero estas permanecieron brillando. La magia que las mantenía no era la suya. Cientos, miles de fulgores más aparecieron a su alrededor, brillando como estrellas en un cielo a pocos pasos de ella y se arremolinaron de un golpe en un solo punto a su izquierda.
Su corazón empezó a latir desesperadamente, retrocedió un par de veces pero la esfera parecía seguirla.
- Puedo mostrarte el camino pequeña, sólo debes responder una sencilla pregunta...
La garganta le ardía y sentía el parpadear de su corazón en su cabeza como si el uno golpeara a la otra. Intentó responder pero ningún sonido salió de su boca y sin embargo obtuvo una respuesta.
- Sólo debes explicarme como funciona tu magia...
Dalatrass se había movido tan cerca que ahora la luz de la pequeña estrella se reflejaba en su rostro.
- Lo más importante -continuó aquella voz anciana-, es la capacidad del mago para imaginar algo y ponerlo en sus sentidos, al hacerlo lo pone también en los sentidos de los demás. Es fácil imaginar fuego, pero es difícil imaginar un objeto en llamas sin haberlo encendido antes. Hay tantas formas en las que podría quemarse. De cierta forma, toda magia es una ilusión, sin embargo, si encendieras una antorcha aquí con tu magia esta se quemaría igual que si lo hubieras hecho con un vela o un par de rocas quizá. Si invocas un pan y te lo comes, este te nutrirá igual que un pan que viene de la tierra y ha sido amasado por campesinos. Eso significa que la imaginación del mago puede crear objetos reales... -se detuvo un momento y la luz se extendió hacia las paredes que hasta ahora habían permanecido ocultas- o que todo es ya pura imaginación.
Dalatrass se había sentado frente a la luz y la escuchaba boquiabierta. Su cabello rojo lleno de tierra, cayendo sobre sus hombros, sus lágrimas secas sobre las pecas de su rostro y su mirada en blanco.
- Ahora pequeña... si quieres salir, toma una roca del piso y rompe éste cristal que me aprisiona.
- Quiero aprender. -replicó la niña poniéndose de pie- Y quiero saber su nombre.
- Entonces siéntate de nuevo, ¡E imagina que Madam Dubois es libre!
lunes, julio 2
Niña Princesa: La Florecita
La florecita
Un día, caminaban por el jardín lleno de flores la princesa y su caballero; tomados de la mano, escuchando como el sol les contaba un historia.
De repente, ambos tropezaron con una extraña piedra de colores que estaba medio enterrada en el piso. Al verla más de cerca, tomarla un segundo y jugar con ella unos minutos, se dieron cuenta de que era una semilla; pero no cualquier semilla; era de la flor más hermosa que había. Una flor que todos querían pero que se veía sólo en cuadros de hace mucho tiempo o se escuchaba en historias que ya nadie contaba.
Y sin embargo, en ese día, en ese momento, estaba frente a ellos tal famosa semilla.
Ambos corrieron a plantarla inmediatamente, pero pronto descubrieron que necesitaba condiciones muy especiales para ser plantada. La tierra debía moverse con amor todos los días y el agua debía ponérsele con muchos detalles cada tarde. Además se debía hacer todo junto pues era un semillita muy caprichosa. Al principio ambos se esforzaban muchísimo por cuidarla, pero era cansado y extenuante para ambos. La princesita era muy pequeña para alcanzar a ponerle agua desde arriba, y siempre tenía que estirarse muchísimo o usar una silla, y el caballero era muy alto y su armadura muy tiesa como para mover la tierra, y le resultaba sumamente cansado estirarse y girar y acomodarse para mover la tierra.
Así, los días pasaban y pasaban y cada vez era más difícil cuidar de la semilla, pero ambos sabían en el fondo que valdría la pena, cada vez se emocionaban más con la idea de la hermosa semilla y el verse todos los días se volvió una especie de ritual para ellos. Sin embargo, era evidente que cada vez estaban más cansados.
Un día, una viejecita que pasaba por el jardín mientras cuidaban de la semilla, los vio a ambos esforzándose como locos el uno para mover la tierra, la otra para ponerle agua y se acercó a ellos sonriente.
"Cuando yo era joven tuve una de esas semillas un día. El secreto no está en que la cuiden así incómodos y cansados, está en que la cuiden, en que disfruten de ella en cada una de sus etapas, así como jugaron con ella cuando no era más que una piedrecita en el su jardin, disfruten de ella ahora que es ese retoño pequeño en la maceta; y esperen, esperen a crecer y a dejar de ser tan tiesos... - rió mirando al caballero- Esperen a que puedan disfrutar también de esta etapa de su plantilla, y el día en que puedan ponerle agua y mover su tierra con tranquilidad y una sonrisa, será el día en que estarán listos para tener la flor más hermosa de este reino."
La princesa, con sus ojos vidriosos, miró al caballero sonriente, se disculparon mutuamente por ser impacientes y exigirse tanto; se dieron un profundo abrazo y miraron al retoño en la maceta. No era más que una ramita verde, pero se veía fuerte. Supieron que la viejita tenía razón, estaría ahí tanto tiempo como ellos se demoraran en poder cuidarla con gusto; entonces entendieron que lo importante no era el mover la tierra o poner agua, sino el poder disfrutar del hacerlo.
Sonrieron de nuevo y entraron al castillo... Shhhh... Sólo había que esperar...
domingo, diciembre 18
Gifted Geek: Cuentan los símbolos, no los pixeles.
Los geeks tendemos a olvidar fechas importantes, tenemos cuestionables hábitos higiénicos, hablamos idiomas que no existen, parecemos querer intimar con nuestra computadora y somos terribles con todo este asunto de “interacción social”.
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Sabes que sí... |
Es por todo ello que el hecho de que haya alguien ahí, leyendo este artículo y rompiéndose la cabeza intentando regalarnos algo, es ya algo muy importante, para nosotros. Y es que, aunque no lo parezca, lo que nos importa de las cosas que recibimos, no son realmente el número de puertas lógicas que tiene, ni el largo (o corto) de las faldas, sino lo que representa el regalo que se nos está dando.
Quizá en el momento de hacerlo tú no pienses demasiado en el significado que tiene, pero ya se encargará tu geek de eso. Pensar en un regalo material, comprado, es tarea difícil porque en realidad no es lo material lo que apreciamos. Sí, quizá nos hace falta un par de núcleos en el procesador de nuestra computadora, o quisiéramos ver Death Note en blu-ray, pero esas son cosas que conseguimos eventualmente por nosotros mismos. Si quisiéramos eso de la persona que amamos, lo pediríamos. Lo cierto es que para cosas geeks están nuestros amigos raritos.
viernes, noviembre 4
Cuento: Creo que son celos
Creo que son celos
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Es que le picaba debajo de la falda... |
En fin, recuerdo que ese día fuimos todo el grupo de amigos: unos
tres, más él y yo. Después de pasear un rato, algo en una pareja le
llamó la atención; en ese momento no me dijo qué, pero unos días después
me confesó que en realidad sólo le había llamado atención la gabardina
del tipo. Aquí entre nos, hubiera preferido que le llamara la atención
la minifalda de la chica... El punto es que me pidió permiso para
seguirlos un rato. Sé que suena raro, pero así es él, dice que no cuenta
como acoso mientras nadie se entere, y lo hace muy a menudo.
domingo, octubre 30
Cuento: Ser para la danza
Sacudió la corbata limpia. Se ajustó el cuello y arregló su cabello frente al espejo. Detrás de él no veía nada; sólo las sombras que reían con blancos dientes.
¿A donde vas tan elegante? A un baile, a verla por primera vez. Igual que todos los días, me visto elegante esta noche. Igual que cada vez, me arreglo el cabello y con las manos temblorosas me sacudo el polvo. La diferencia es que esta noche no lo hago con la esperanza de verla; esta vez lo hago seguro de que la voy a encontrar. Ella es la que nos invitó a todos a este baile. No voy a ser ni el más elegante ni el más pobre, sólo voy a ser uno más entre el sonido, uno más entre la fantasmagoria de la música que no se oye.
Uno más que es para la muerte, uno más en la Danza de la Muerte.
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